En estos meses pasados se ha hablado de lo mucho que contamina la carne, con los recientes incendios del Amazonas, las noticias que nos llegan son confusas y no logramos entender todo el alcance de esa contaminación. Finalmente, terminamos peleados con los veganos y seguimos consumiendo ese sabroso producto que tanto nos deleita.
¡Ojo! No se trata de no consumir, que también podría ser una opción, se trata de que entendamos todo lo que nos afecta para poder llegar a un equilibrio, primero con nuestro consumo, cosa que la salud nos agradecerá, y segundo informándonos para poder exigir cambios en la producción global que tanto daño está haciendo al planeta.
¿Por qué comer carne contamina? Al igual que la ropa, la contaminación se produce en todos los pasos del proceso de producción. Comenzamos con los cultivos: grandes extensiones de pasto o grano se necesitan para alimentar al ganado, esas tierras antes habían sido bosques, esos que ahora más que nunca necesitamos para purificar nuestro aire. Contamos también que se añaden productos químicos para la obtención del grano y las plagas no acaben con ellos. Químicos que terminan en los estómagos del ganado y de los acuíferos.
¿Por qué comer carne contamina el agua? El ganado contamina el agua porque los desechos de los animales están llenos de hormonas y antibióticos que la mayoría de las veces desembocan en el agua.
Según las investigaciones de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), el ganado genera dos terceras partes de amoníaco que llega a la lluvia ácida y provoca acidificaciones en terrenos. Esos que debemos nutrir con químicos para poder seguir cultivando.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que contamina de forma distinta la carne de res, de cerdo o de oveja-cabra, pues tienen una naturaleza diferente.
Pero no solo la contamina, también se necesitan grandes cantidades de ella para producirla: Un solo kilo de carne de vacuno, necesita gastar 16.000 litros de agua. Si seguimos el consejo médico de beber al menos dos litros de agua al día, tardaríamos 8.000 días de nuestra vida en consumirlos. Es decir, ocho hamburguesas equivaldrían al agua que consumiríamos a lo largo de casi 22 años de nuestra vida. Y ya sabemos todos que el agua es un bien escaso y de suma importancia, más que el petróleo, ya que es vital.
La carne que más contamina es la de res; esta además produce grandes índices de dióxido de carbono. Sí, lo de los pedos de las vacas suena gracioso, pero es una triste realidad. Las emisiones contaminantes y de efecto invernadero de la industria de ganadería masiva son mayores que las del automóvil y el transporte. Al parecer no es nuestra actividad industrial quien produce la mayoría de las emisiones de CO2 en nuestro planeta, que también suma. Es la propia Naturaleza la que, mediante erupciones volcánicas, procesos químicos que hay en todo ser viviente, humanos y vacas incluidos… producimos la mayor parte de CO2 que se expulsa a la atmósfera.
A esto se suma la deforestación que está produciendo y el gran requerimiento de agua y da como resultado la carne que más contamina.
Durante los peores momentos de los incendios en el Amazonas, comenzaron a destacar publicaciones y noticias en las que alentaban a no consumir carne en apoyo de esta causa. Es en este momento es donde se liaron todas las informaciones que me llegaban y terminé valorando lo de hacerme vegana. Si no como carne ¿qué voy a comer?
En realidad no se trata solo de dejar de comer carne, ya que es un problema mucho más complejo, sino de modificar la forma en la que se produce. Un ejemplo es la superficie de deforestación en Sudamérica, el 70% se ha destinado a siembra de forrajes y pastos desde el año 1995, mientras que el 30% restante a la industria maderera y otros usos. Si continuamos así no llegamos a otros 25 años más sin máscaras de oxígeno.
¿Cómo equilibro mi consumo de carne? La FAO nos da algunas recomendaciones para frenar todo este despropósito de contaminación y destrozo natural. En principio podemos reducir un poco el consumo de carne y sustituirlo por otros alimentos con proteína, como las legumbres. Las dietas basadas en alimentos de origen vegetal son positivas para la conservación del ecosistema. Sería realmente beneficioso, tanto para el clima como para la salud humana, que la gente de muchos países desarrollados consumieran menos carne, y que la política creara incentivos a tal efecto.
También es importante que investiguemos de dónde viene la carne que consumimos, que optemos porque sea de producción local, consiguiendo así la reducción del dióxido de carbono que se emite en su transporte y sobre todo porque estaremos ayudando al comercio Kilómetro-0, o sea, a nuestros paisanos.
Otra solución que propone la FAO es la restricción de las explotaciones ganaderas que no mitiguen sus emisiones reutilizando el metano como combustible. Es decir, hacer más eficiente la producción de la carne, que es lo mismo que hacen los fabricantes de coches tratando los gases producidos.
Obviamente, la solución es sencilla y evidente, pero casi inviable por nuestra condición humana y el dicho “por qué lo voy a hacer yo si el de al lado no lo hace”, y, como decía mi abuela unos por otros, la casa sin barrer. No es más que conseguir un hábito y educación. No es nuevo, ya lo hemos aplicado a los coches y nos está funcionando. Con todo esto y haciendo un consumo racional, podemos seguir comiendo carne, pero en vez de pegarnos un atracón y disparar el colesterol y otras enfermedades, podemos tener una dieta saludable para nosotros y para la Tierra. La solución existe y está en nuestras manos, aunque hoy por hoy parece una utopía. Seguiremos comiendo carne hasta infartar. El resultado también es evidente: La Tierra seguirá existiendo, pero nosotros nos habremos extinguido.
Posdata: Si aun así, pensamos que ocurrirá lo que tenga que ocurrir, es posible que esta elección te haga pensar mientras duramos en este planeta: Los científicos han previsto que, en el futuro deberemos elegir si comemos carne o tomamos cerveza, pues no será sostenible continuar con la deforestación del planeta para producir ambos.
Freelance de Comunicación y Gestión de Redes, Activista, redactora, coordinadora de redacción y producción de programas televisivos, conciertos, festivales y cine.
Creo que el problema no es la carne. Si todos nos pasamos a la soja, la desforestacion continuará, sustituiremos el forraje para plantar soja (y seguramente transgénica) y seguiremos en este círculo vicioso de consumismo sin freno.
Estoy de acuerdo con el consumo kilómetro-0, no solo por el factor ecológico, si no para incentivar la economía local, sería lo ideal. Pero luego pienso que en una isla como la Palma, no hay ganadería suficiente para abastecernos, y tampoco creo que tengamos agricultura para abastecernos. Y si la tuviéramos, cómo quedarían nuestros campos….
Futuro negro el que se nos presenta.
Excelente artículo, como siempre.