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ENTREVISTA AL ESCRITOR CUBANO, PEDRO JUAN GUTIÉRREZ

El espíritu de nuestra época es el mercantilismo y la tecnocracia.

 

Pedro Juan Gutiérrez (Matanzas – Cuba, 1950) es escritor, periodista, pintor, poeta, y referencia del realismo sucio en Latinoamérica. En 1998, su libro Trilogía Sucia de la Habana se convirtió en un éxito de crítica y público.

El tratamiento del realismo sucio en la literatura de Pedro Juan Gutiérrez se construye a través de diversos mecanismos como el lenguaje soez, vulgar y la animalización de la sociedad. Se desacraliza el socialismo sin necesidad de emitir juicios de valor, únicamente relatando, contando las historias. La obra de Pedro Juan Gutiérrez intenta ser una denuncia social que incluye las miserias de su ciudad y su país, que acompaña con una gran dosis de imágenes escatológicas. Los personajes de sus obras son seres siempre al borde de la muerte o de la locura que luchan por sobrevivir entre mendigos y borrachos, jineteras y pícaros. Entre otras características del realismo sucio de Pedro J. Gutiérrez está la formación de la tradición oral y pueblerina, la distanciación de cualquier mensaje político; y un interés más marcado en historias de individuos marginales que en hechos históricos.

La prosa de Pedro Juan Gutiérrez es similar a la de Charles Bukowski, por lo que, el editor Jorge Herralde, lo apodó como el Bukowski caribeño.

 

-¿En sus libros narra la verdad del día a día de Cuba, de la oscuridad social, del intramuros inapreciable. Y lo hace sin ningún pudor. ¿Cómo está Cuba en la actualidad?

Cuba tiene una economía dependiente en lo básico del turismo y la agricultura, es decir dependiente de la situación climática y política. Ha tenido etapas en que han logrado diversificar más la economía y las cosas han ido mejor. Ahora mismo, gracias al esfuerzo machacante de Mr. Trump las cosas no van bien en la Isla. Las medidas de Obama ayudaron mucho a mejorar un poco, pero ahora el señor Trump se esfuerza en comportarse como un troglodita.

 

-Reside entre Cuba y España. ¿Cómo ve el intramuros inapreciable de la sociedad española?

España atraviesa un momento político desastroso con la situación en Cataluña y la inestabilidad del gobierno, como todos sabemos. Por si fuera poco se anuncia una nueva crisis económica, como quien anuncia un tsunami. No obstante es una sociedad muy dinámica y coherente y sigue adelante a pesar de todo. Creo que toda esta coyuntura será rebasada en el mediano plazo. Estoy seguro. Estoy convencido de que el PSOE tiene fuerza suficiente y peso moral para sacar adelante el país.

 

-Ha declarado en varias ocasiones que de pequeño leía comics, luego pasó a leer novelas, y más tarde soñó con ser escritor. ¿Qué queda de aquel joven que soñó?

En estos días precisamente he dedicado tiempo a leer algunos de mis diarios de esa época. Empecé a escribir diarios en los años ´70. Y leo cosas tan locas que me parece que no las escribí yo sino otro adolescente, otro joven. Hasta encontré una obra de teatro completa escrita por mí. Increible. No puedo recordar cuándo ni cómo ni por qué escribí ese libreto. De todos modos de aquel joven soñador, idealista, romántico, sí queda la esencia, las raíces familiares, las raíces en mi tierra y con mi gente. Y queda sobre todo el propósito esencial que me hice entonces, con 18 años, de ser escritor y dedicar mi vida, mis energías, a la literatura.

 

¿Y qué ha ganado en todos estos años aquel joven que un día soñó?

Como todo el mundo, he cometido errores y desaciertos. Y los agradezco porque me han enseñado mucho. He aprendido, he madurado más gracias a mis equivocaciones que con los aciertos. Creo que ahora soy más agradecido, más tranquilo y más sereno. Sigo siendo inconforme, exigente conmigo mismo y riguroso, pero con más flexibilidad y generosidad.

 

Sus libros fueron vetados en Cuba. ¿Tuvo que hacer su propia revolución para mostrar su escritura? ¿Cómo fueron los primeros pasos como escritor?

Sí, al principio (en 1998) no fueron aceptados, como era de preveer, ya que se referían a antihéroes. Y eso fue algo sorpresivo para el status literario del país. Personas muy pobres que actuaban descarnadamente, convertidas en personajes de mis libros. Todavía hoy la gente del status académico no me acepta. No sólo no me acepta sino que me rechaza abiertamente. A mi me da igual porque un artista que rompa barreras y límites tiene que saber que no le darán premios ni aplausos sino todo lo contrario. Cuando la academia me haga caso y se ocupe de mí, empezaré a preocuparme, para parafrasear a Juan Goytisolo al recibir el Cervantes.

 

-El horizonte es esa línea inexistente que siempre está delante de nosotros, ¿mejor caminar hacia un horizonte de sueños, o quedarse mirándola desde el balcón?

Caminar siempre hacia lo desconocido. Descubrir algo nuevo cada día. Asombrarme. No perder el asombro. Y jugar, nunca competir.

Esos son mis lemas favoritos en la vida. Todos los días descubro algo y convierto la vida en una aventura continua y hermosa, dinámica y entretenida.

 

La literatura, ¿cómo camino de enriquecimiento? O ¿cómo puente de salvación?

A mí la escritura me salva. De la locura, del caos, del fracaso, de la furia, del tedio, de la desesperanza, del pesimismo. Me salva siempre. Escribo utilizando un material muy autobiográfico, y eso es doloroso. Entonces escribo y trato de olvidar lo más rápido posible. Y ese proceso de pensamiento-reflexión-escritura-olvido me sirve de terapia para analizar y comprender mejor lo que pasa dentro de mí y en los alrededores.

 

-¿Cuál de sus novelas recomendaría?

Entre las novelas EL REY DE LA HABANA, sin dudas, y entre los cuentos TRILOGÍA SUCIA DE LA HABANA.

 

-En los últimos tiempos, tanto los ciudadanos de Centroamérica como Sudamérica, no dejan de gritar y manifestarse por el hartazgo de la corrupción de sus gobernantes y la desidia por no estructurar una sociedad digna, ¿cómo ve el panorama en Centroamérica y Sudamérica?

Muy complicado. No soy analista político y no puedo hablar con coherencia total, pero creo que en el corto y mediano plazo cada vez habrá más gente gritando y protestando en las calles de América Latina. Los gobiernos de derecha son abusivos con el pueblo y América no es Africa. Hay explosiones sociales en este momento y habrá más. Ya la gente no se queda de brazos cruzados soportando.

 

Como sociedad, ¿hacia dónde camina la especie humana?

Tengo que luchar cada día contra el pesimismo. El espíritu de nuestra época es el mercantilismo y la tecnocracia. En detrimento del humanismo, la solidaridad y la vida espiritual de las personas. Eso es muy peligroso porque potencia la violencia, la agresividad, la brecha entre países pobres y ricos, la guerra, la venganza. Esto último es lo que está de moda. Terrible. Si no recuperamos una visión más solidaria y humanista hacia los demás estamos profundizando un hueco negro enorme con resultados imprevisibles. Y por ahora no se vislumbra en el horizonte que los supermachos imbéciles que “dirigen” el planeta tengan el más mínimo interés por actuar con racionalidad.

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