Auschwitz, la memoria viva (La recuperación del pasado en la novela gráfica Maus, de Art Spiegelman)
Esta novela, la principal obra de Art Spiegelman, escrita entre los años 1980 y 1991, ganadora del premio Pulitzer, ha sido ya objeto de múltiples análisis en vista de los elementos novedosos que introdujo desde distintos puntos de vista, que la han convertido en una obra de culto del género del cómic. Es, en realidad, una obra que no necesita mayor presentación.
Resulta necesario hacer una muy breve reseña de la obra destacando sólo sus elementos más descriptivos: su eminente carácter histórico y biográfico. El protagonista, Art, hace hablar a su padre, Vladek, un sobreviviente de los campos de exterminio, recabando su testimonio treinta años después del Holocausto, a través de entrevistas que va registrando con una grabadora. La información nos es develada, pues, a través de un “testigo de segunda generación”. Por otro lado, las víctimas del exterminio están representadas por ratones dibujados en blanco y negro, en forma caricaturesca y simplificada, con evidente sencillez esquemática, lo que nos permite afirmar que Spiegelman sigue, al pie de la letra, la regla casi universal del cómic expresada por Scott McCloud en su libro Understanding Comic: la simplificación del dibujo ayuda a la identificación del lector y, a la inversa, el mayor realismo o detalle en el dibujo de los personajes, dificulta la identificación del lector con ellos.
Por mi parte, me limitaré a abordar tan sólo un aspecto específico de esta novela: el tratamiento de la temporalidad, el que resulta fundamental en el género del cómic como expresión, en palabras de Will Eisner, del “arte secuencial”. Y, respecto de este concepto, propondremos una particular lectura en relación con lo que ya se ha escrito acerca de este aspecto de la novela Maus.
Son variados los recursos que Spiegelman emplea en relación con la temporalidad. De ellos han dado sobrada y acuciosa cuenta los autores que han escrito sobre la materia: concentración de pasado y presente a partir de la estructura de las viñetas, innovación en la introducción de vueltas al pasado y al presente, flashbacks y flash-forwards, combinando el pasado, que corresponde a la época del padre y su diaria lucha por sobrevivir en Auschwitz, con el presente, que corresponde al tiempo en que el autor entrevista a su padre acerca de su experiencia como sobreviviente. El autor normalmente distingue, a través de diferentes técnicas, cuando está hablando del pasado y cuando del presente, como el uso de recuadros que explican que la secuencia comenzará a referirse a un tiempo diferente, o bien recurriendo a un cambio en el sombreado de las viñetas, algo más oscuras cuando se refieren al pasado.
Pues bien, por mi parte afirmo que, aunque no muchas veces, pero en algunas al menos –y que resultan notables– esta separación entre pasado y presente en la secuencia de las viñetas, no es tan marcada, parecen ceder las barreras entre las épocas en cuanto a la forma en que se dibujan las viñetas. Por ejemplo, con respecto a la textura del dibujo, si bien el autor normalmente cuando se refiere al pasado emplea imágenes más sombreadas, con un trazo del tipo “achurado”, de pronto, ocurre que ensombrece el presente o, inversamente, aclara imágenes que tienen que ver con el pasado. Insisto, son esporádicas las ocasiones en que esto ocurre, pero ocurre. Y, como notable corroboración, algún caso existe en la novela Maus, de Art Spiegelman, en que derechamente coexisten el tiempo pasado y el presente dentro de una misma imagen.
Así, considero que resulta notablemente eficaz como recurso para convertir a los lectores en auténticos partícipes de ese pasado que tanto cuesta absorber y comprender, pero que es tan necesario hacerlo, la identificación del pasado con el presente, con lo que ambos planos o niveles de temporalidad llegan a confundirse: no sabemos con exactitud si un episodio determinado de la novela pertenece al pasado o bien al presente. Y su gran eficacia como recurso artístico-expresivo trae aparejada una especial significación si consideramos que todos los pasajes pertenecientes al pasado en la novela Maus, ocurridos durante el Holocausto en los campos de Auschwitz y Auschwitz-Birkenau, se enmarcan en lo que Dominick LaCapra denomina “acontecimiento límite”, esto es, “aquel que supera la capacidad imaginativa de concebirlo o anticiparlo”, el que plantea un gran desafío a su representación y tratamiento artístico.
De esta manera, a través de esta técnica expresiva, la novela permite que el lector resulte inmerso en una época dolorosa y terrible, dándose un paso hacia la recuperación del pasado para quienes tuvieron la fortuna de no vivirlo, aumentando notablemente las posibilidades de empatizar con esa época y aproximarse a su urgente y necesaria resignificación.
Juez de familias, abogado, ensayista y poeta.