En Tiempos de Aletheia

Poesía transfronteriza: Entrevista a Jean Jacques Pierre-Paul

Jean Jacques Pierre-Paul (Jacmel, República de Haití, 1979) es poeta y médico cirujano, titulado en la Universidad de La Habana, con grado académico de Magíster en Salud Publica de la Universidad de Valparaíso, Chile, y Diplomado en Salud Ocupacional en la Universidad de Chile. Reside actualmente en Las Cruces, Chile, desde hace 10 años. Escribe y publica en español y francés. Traduce e ilustra sus libros con sus pinturas y grabados. Ha publicado Miroir en Pierres Lisibles (Haití, 2007), Islas del futuro (2010), Delirium (2013), Fleurs d’existence (2014), Voces de mi voz (2015), Siete abismos sueltos y un hombre caminando (2017), Te escribo para dejar de morir (2017). Los trabajos de Pierre-Paul figuran en diversas revistas del país y el continente. Su presencia en Chile rescata los valores de la inmigración a la vez de posibilitar el intercambio cultural entre las naciones.

Podemos encontrar poemas suyos en: https://www.palabraserrantes.cl/jean-jacques-pierre-paul-el-medico-haitiano-que-escribe-poesia-en-espanol/

A continuación, ofrecemos una entrevista llevada a efecto en el curso del presente año 2021 al reconocido poeta Jean Jacques Pierre-Paul, que acabamos de presentar, quien a pesar de las numerosas actividades que sus dos campos profesionales -la salud y la literatura – le exigen, estuvo gentilmente disponible para contestarla. Hemos deseado compartirla por considerarla de gran interés no sólo por la importancia que para los estudios literarios  representa la calidad de la poética de Jean Jacques, sino también en razón del interés que significa apreciar, como se desprende de sus respuestas, la especial manera en que el proceso creativo se ha visto influido por la singular historia migratoria del artista, al haber interactuado y absorbido múltiples regiones geográficas y culturales, tal como podremos leer en el cuerpo de la entrevista que el lector encontrará en las líneas que siguen.

Gabriel de la Isla: ¿Qué aspectos te gustaría destacar acerca de tu experiencia personal como inmigrante en Chile?

Jean J. Pierre-Paul: En Chile soy y seré un inmigrante como los demás, pero con la anhelada posibilidad de tener un trabajo estable, una actividad literaria reconocida por muchos. Pedí la nacionalidad como prueba de mi fuerte vínculo con el país que me acogió, pero no la dieron, digo que no he tenido respuesta alguna, hace unos tres años. Ser inmigrante sin embargo no me quita la voluntad, la necesidad de contribuir al desarrollo de la sociedad donde me toca vivir y crecer.  Estoy involucrado porque quiero dejar un mejor país para mis hijos. Donde sea que me encuentre, me gustaría ser un agente de desarrollo, un grano de bondad. Un rayito de luz.  Hay miles de maneras de contribuir a mejorar el mundo o la sociedad donde uno está viviendo. Nada o nadie será suficiente. La lucha es acumulativa. Las experiencias negativas las trato de transformar en fuentes de bondad y razones para seguir adelante, es decir no dejar que me destruyan. Las experiencias tienen dos grandes utilidades: destruirte o fortalecerte. Siempre habrá motivos para elegir. La capacidad de salir adelante no es lo más importante en un ser humano, sino en lo que te transforman las experiencias duras. La inmigración, los golpes duros de la vida, las nostalgias, las ausencias, me han transformado en algo mejor.

Gabriel de la Isla: Siempre dentro de la perspectiva del fenómeno de la inmigración, ¿Nos podrías relatar cómo fue tu experiencia como estudiante de medicina en Cuba?

 Jean J. Pierre-Paul: Mi experiencia como estudiante en Cuba pasa por grandes momentos como estudiante de otra nacionalidad. Aprendí español para poder recibir las asignaturas, luego empecé a leer la literatura en español, grandes autores, grandes poetas cubanos y latinoamericanos, descubriendo la poesía innata de la lengua. Asistí a talleres de poesía en el Centro Cultural Soler Puig, donde intenté escribir mis primeros poemas en español. Dediqué también un tiempo a dibujar y pintar, motivado por la presencia en mi dormitorio de otros estudiantes compañeros, como Sandro Pierre y Junior Montinat quienes también pintaban. La universidad nos dio la posibilidad de participar en concursos de poesía y pinturas y representar a nuestra Facultad de Medicina. Tengo buenos recuerdos de estos tiempos entre la medicina, la poesía (más lectura que escritura) y la pintura (todavía guardo unas fotos de exposiciones). Extraño tomar un café simple cargado de Caribeñismo, una cerveza nativa, las conversaciones poéticas con el poeta y mi profesor de taller Reinaldo García, uno de los poetas más importantes de la Cuba actual. Extraño Santiago de Cuba, la única ciudad me recuerda todos los días a mi ciudad, Jacmel. En este caso extraño el lugar y los tiempos vividos en ella. Ahora sueño con volver a leer mis versos en los rincones santiagueros.

 Gabriel de la Isla: Has logrado superar muchos obstáculos y, además tienes la perspectiva del tiempo, al llevar más de diez años radicado en nuestro país ¿Qué áreas deberían cuidar y mejorar urgentemente los estados -y Chile en particular- en relación con los inmigrantes?

Jean J. Pierre-Paul: Lo primero que se debería superar es dejar de ver, de mostrar al inmigrante como un enemigo, un invasor, un peligro del cual se debe proteger, del cual hay que librarse. Porque todos los días lo hacen los políticos en sus medios de comunicaciones, por demagogia, por populismo y los adoctrinados anti-inmigrantes. Porque estas actitudes moldean la forma en que las sociedades nos ven y nos trata en general. ¿Cómo un gobierno que le dice a su pueblo que los inmigrantes internacionales son peligrosos, puede proteger a estos mismos inmigrantes de los abusos, de las tratas de humanos, la esclavización y otras atrocidades que viven a diario? Lo veo imposible. Han tenido tanto éxito estas políticas estatales y especialmente del gobierno de turno, que queda plasmado en la mentalidad colectiva que fue el único campo donde ha tenido éxito este gobierno. Ninguno de los polos de la política nacional critica abiertamente las políticas agresivas hacia los inmigrantes. Las personas en general aprueban las decisiones tomadas hasta ahora. Pero antes de eso fueron preparadas para vernos como enemigos, como peligros, por lo tanto, no es difícil convencer a la gente que este gobierno está haciendo lo mejor para salvar el país de nosotros como invasores. En eso han tenido éxito total las nuevas leyes migratorias que excluyen a miles de personas extranjeras viviendo ya en el territorio nacional, son la obra maestra de la derecha y la izquierda unidas. La persecución del inmigrante en situación regular o irregular es aceptada por la sociedad como algo normal y beneficioso para la ella, gracias a los discursos de odio repetidos de las autoridades hacia nosotros. No es tan difícil explicar por qué las políticas anti-inmigrantes de los miembros del gobierno actual han tenido tanto éxito (desde el punto de vista de lo que ellos llaman éxito en políticas migratorias). Por eso digo siempre que el odio, el racismo cuando es estructural, institucional, es difícil, casi imposible de vencer sin una educación civil, ciudadana que vaya en el sentido contrario. Está hecho, ellos salvaron el país de los indeseables, pero no pudieron salvarlo de ellos mismos. La lucha de los chilenos no se limitará a los problemas relacionados con la inmigración, los cuales representan una parte muy pequeña de la gran canasta. A estos políticos, al parecer, se les olvidó esto. Acuérdate que vivimos en una sociedad pigmentócrata, todo es cuestión de color de piel, de pelos y ojos.

Gabriel de la Isla: Escribes desde que eras prácticamente un niño en Haití, y lo has hecho sin interrupciones hasta hoy día. ¿Cómo consideras que ha influido el proceso migratorio, en tu caso personal, en el proceso creativo?

Jean J. Pierre-Paul: El hecho de ser nacido y criado en una isla, de haber salido de ella, me ha permitido vivir la vida como una constante migración. Nos migramos todos, todos los días, de unas formas u otras. Que sea hacia nosotros mismos o hacia otras partes, hacia afuera. Es imposible vivir en un solo lugar, todo el tiempo. El migrar imaginario, el migrar poético siempre han ayudado a los seres humanos a soportar las vicisitudes existenciales. Conozco estas dos formas de migración. No puedo ser la misma persona que nació en una isla, que estudió en otra isla y ahora vive otra, por supuesto mucho más larga y grande, pero que idiosincráticamente también lo es. Tal vez soy una isla caminando hacia otras islas. Tal vez sea esto mi destino: la búsqueda del otro.

Gabriel de la Isla: Ahora bien, en relación con las temáticas que abordas en tu poesía, cuando mencionas el exilio, que indicas “ser el más banal de los actos poéticos”: ¿Te refieres al exilio externo, o al interno, y cómo podrías explicar ese fenómeno?

Jean P. Pierre-Paul: El exilio, ya sea interno o interno, influye en la palabra poética. Creo firmemente que todos los exilios son involuntarios y necesarios para la construcción de un bagage poético.

Gabriel de la Isla: En relación con la condición de extranjero que aparece destacada en tu poema “Siete abismos sueltos”: ¿Qué entiendes por extranjero?  ¿Cómo sientes y vives la “extranjeridad”?

Jean J. Pierre-Paul: Alguien que se busca permanentemente y sin pretensiones de escaparse. No me puedo escapar de ningún lugar. En mi están todas las patrias, en mi caben todos los gritos. Vivo la extranjeridad “transitando por las fronteras de mí mismo”, no apartándome.

Gabriel de la Isla: Como todos sabemos, la noción de belleza se encuentra indisolublemente unida a la poesía. En tus poemas ella aparece tratada como motivo o temática de tus versos, por ejemplo, en el poema sobre la muerte de Joane Florvil. ¿Relacionas la noción de belleza artística con la belleza de la existencia?

Jean J. Pierre-Paul: Sabes, hay miles de formas de interpretar la belleza en nuestra civilización.  Pero desde muy joven, tenía esta curiosidad por descubrir de donde vienen los conceptos de belleza. Y descubrí que debí desconfiar de todo lo que llama belleza el que vende, el que domina o el que pretende dominar. Porque para él la belleza tendrá siempre un valor utilitario. ¿Qué tal de las demás bellezas, entonces? Me hacía siempre esta pregunta.  Sin entrar en las diferencias entre los tipos de bellezas, logré entender que belleza es humanidad. Bello es todo lo que te protege contra la deshumanización. Ahora se entiende que la belleza extrema es la que podría salvarnos. En estos tiempos tan oscuros, tan deshumanizantes, un rayo de luz, un granito de bondad, un simple gesto de amor es la belleza que nos mantiene funcionando como civilización. Pero la belleza extrema es la respuesta adecuada a la maldad extrema que estamos presenciando todos los días. Por otra parte, creo firmemente que el triunfo de la belleza no es posible sin la tríada amor, paz y poesía. Vivo con una eterna sed de belleza. Por eso se nota en mis versos, mis dibujos y mis conversaciones habituales. La belleza debería ser parte de la conciencia humana. Y la conciencia es como un mar donde se puede remar o hundirse.

Gabriel de la Isla: Las ideas del horizonte, orilla y frontera están presentes directa o indirectamente en tu poesía. Al ser un poeta de varios mundos al mismo tiempo, ¿te sientes un escritor transfronterizo?

 Jean J. Pierre-Paul: ¡Claro! Me he sentido muchas veces un ser multi y transfronterizo. Estar en todas las fronteras al mismo tiempo como utopía poética, me ha servido de pretexto para desmitificar la errancia y perder el miedo al camino. Horizonte, orilla, fronteras son realidades bastante insulares. Mi insularidad no me ha permitido ser un ser encerrado sino un ser constantemente en movimiento, sin miedo al horizonte omnipresente y al abismo inevitable.  El humano es un ser abismal y abismante. Sin su abismo no es nada. Yo sin la isla que me hace caminar, no soy nada.

Gabriel de la Isla: En tu calidad de artista múltiple, considerando que además de la poesía cultivas otras artes, como la pintura: ¿Cuál es tu visión de la literatura en relación con otras artes o ciencias, la consideras un fenómeno interdisciplinario?

Jean J. Pierre-Paul. La literatura es el lugar más permisivo para las artes. En la literatura hay lugar para todos. Todos pueden ser tratados, pero no de la misma manera, no con misma la urgencia. La vida humana me parece un viaje entre realidad y ficción. La ciencia trata de organizar este viaje que muchas veces resulta caótico e inconcluso. La objetivación de las realidades, de los hechos, vuelve la vida más practica y consensual. Pero no se puede separar las ciencias de las demás esferas de la existencia humana. Todo parte de la misma realidad, tanto la ficción, la poesía, la literatura y la ciencia. Pero no todo va al mismo paradero, ni va con el mismo ritmo. Médico, poeta y loco es mi mejor definición. Ciencias, poesías y locuras para volverme abstracto. Bellamente abstracto.

Gabriel de la Isla: ¿Hay algún dato biográfico tuyo que desearías manifestar por su importancia en tu proceso creativo?

Jean J. Pierre-Paul: Todos los libros que he leído. Todos los autores a los que he escuchado. Desde los que no me gustan, pasando por los que menos me gustan y hasta los que más me gustan.

Gabriel de la Isla: En relación con la idea de escritor comprometido que desarrollaron, entre otros autores, Simon de Beauvoir y Jean Paul Sartre. ¿Qué rol desempeña en tu proyecto escritural el activismo?

Jean J. Pierre-Paul: Mi principal activismo se resume con unas simples palabras: ser cada día más humano. Todo lo que hago, todo lo que escribo debería estar en acuerdo, en sintonía, de una forma u otra, con esta lucha principal. Mi compromiso como poeta es ante todo dislocar mi viejo lenguaje. De ello han de venir otras luchas, que nunca serán más importantes. Luchar, vivir, sobrevivir no son las únicas metas; también hay que mantenerse lo más humano posible. Es complejo todo eso cuando la gran corriente nos arrastra hacia otro lado, en una civilización donde la bondad se interpreta como engaño y la amabilidad como debilidad.

 

 

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