En Tiempos de Aletheia

Pirámides laborales: entre la precariedad y la estafa

La llamada “nueva normalidad” para las grandes mayorías ni es nueva, ni mucho menos normal, sobre todo, si entendemos por normal un modo deseable de reproducir la vida. Por el contrario, la propagación del COVID-19 ha significado la profundización de las ya precarias condiciones de existencia. Como han insistido un buen número de intelectuales globales, la pandemia ha dejado expuesta la violencia de un sistema social movido exclusivamente por las lógicas de acumulación. Y aunque mucho se insistió en que no debía dejarse a nadie atrás, lo cierto es que hay quienes ni siquiera son pensados en el atrás, sino en una ausencia e inexistencia absoluta, se trata de voces que no tienen espacios de expresión social, sus cuerdas vocales vibran a frecuencias disonantes tanto para la llamada opinión pública como para sus gestores, esto es, las grandes corporaciones de la “información”.

Esta cuestión se evidencia de múltiples maneras; una de ellas es aquello que se decide tematizar a la hora de hablar sobre la precariedad laboral, aquello que se decide investigar desde los medios de comunicación, a la hora de mostrar el rostro de la precariedad, la explotación y la esclavitud que aún persiste en el Reino de España. Los medios de información muestran el rostro de los trabajadores por cuenta ajena, el de los autónomos, pero el silencio que muestran ante la terrible situación de los temporeros, sobre todo, de la inmensa mayoría migrante que conforma este grupo de trabajadores del campo, así como el absoluto silencio ante la masiva oferta de trabajos piramidales que se presentan a través de conocidas aplicaciones y portales web para la búsqueda de empleo, son una muestra del racismo estructural que opera decidiendo de qué puede hablarse y de qué no.

En el caso de los temporeros se tuvo que llegar al punto de hacer viral la inhumana situación en Lepe, el incendio de sus ya precarias viviendas y las acciones del ayuntamiento cortando el agua de las fuentes cuando estos se movilizaron para reclamar la violencia y explotación a la que eran sometidos. También puede contarse el silencio ante el secuestro de los temporeros en Albacete, “gestionados” como si de una amenaza biológica se trata. Situación ante la cual las grandes tertulias prefieren no hablar, mientras dedican infinitas horas a especular sobre el paradero de Juan Carlos I. Y si frente a la terrible situación de los temporeros, la gran mayoría prefiere mirar hacia otro lado, no digamos el silencio que hacen frente a las dinámicas de sobreexplotación y estafa a las que son sometidas cientos de personas a través de las pirámides laborales, trabajos cubiertos en su mayoría por personas migradas.

Esta modalidad de trabajo sumergido la ejercen personas que ni son trabajadores por cuenta ajena, ni mucho menos autónomos. Para quien no se haya encontrado nunca con alguna de estas modalidades de estafas laborales, les describo un par a continuación.

Se trata de ofertas que suelen presentarse con gran elocuencia, un discurso muy bien preparado, al estilo de un Lobo de Wall Street, haciendo uso de estrategias del llamado coaching se presentan como “empresas líderes en su sector”, suelen ofrecer una próspera y veloz carrera como comercial emprendedor, cuando se entra en sus oficinas es encuentran grandes altavoces con reguetón a volumen sugerentemente alto, lo suficiente como para que tu atención se centre en ello y no en lo que a continuación esta a punto de suceder, así como tampoco prestes atención a la particularmente vacías que se encuentran las oficinas. Allí hacen entrega de un formulario donde llenarás tus datos, y luego viene la entrevista.

Durante la entrevista prácticamente no hablas, solo escuchas, todo está muy bien medido para evitar que lo hagas, en especial si se trata de preguntas, en este punto las hay que atraen a sus presas ofreciendo contrato de trabajo, cuestión que por estos días resulta muy valorada, sobre todo, si se está en búsqueda de alguno para regularizar la situación migratoria, una oferta que resulta el primer engaño,:no hay contrato de trabajo, esto ya lo dirán cuando al otro día te lleven a la prueba de campo.

La prueba de campo consiste en acompañar a un par de “trabajadores” para compartir con ellos el día a día, estos se encargarán de darte los detalles, tan pronto llegas a la empresa, te asignan un equipo y te montan en un automóvil, luego fuera de la ciudad te explican de qué va. No cobrarás sueldo, vas a “comisión”, no hay contrato, justo allí es cuando te explican qué es lo venden, puede ser, por ejemplo, una oferta de telefonía de alguna conocida compañía. Ante el shock informativo, te preguntan si estás conforme, si no lo estás debes regresar a la ciudad por tus propios medios.

El truco de este tipo de ofertas de trabajo está en insistirte en que no te quieren allí por tu experiencia, sino porque lo que puedes llegar a ser, durante el día de campo, te dirán lo bien que le va al jefe de la oficina, y como podrás en pocos meses tener la tuya, aquí es donde te comienzan a introducir en la estructura piramidal, la tarea del jefe del grupo al que te asignaron es conseguir que te quedes, lo que vendas le significa a él una comisión, eso sí hay un número limitado de miembros por equipo, así como un número limitado de equipos por oficina, la tarea de cada miembro del equipo no es solo vender, sino en un tiempo no muy lejano, incorporar a otros, llevar su propio grupo, hasta poder abrir su propia oficina. Una estructura piramidal semejante a un esquema Ponzi.

Como todo esquema Ponzi, por progresión matemática, habrá siempre quienes inviertan tiempo y dinero sin lograr producir ingreso alguno, mucho menos lograr la tan anhelada oficina propia, se trata a todas luces de una estafa de múltiples dimensiones.

Otra forma de estafa laborar son las abundantes ofertas de trabajo en marketing digital, en estas invitan al posible “trabajador” a un curso de un par de horas, la oferta es que tras aprobar el curso puede incorporarse de inmediato y comenzar a hacer dinero. Pero nada más llegar al lugar, la cuestión resulta muy distinta a lo que han dicho por teléfono. En la planta baja de un edificio sin rótulo, dos miembros del equipo de seguridad te hacen saber que has llegado, al subir te ubican en uno de los salones, al entrar se encuentran sillas muy bien contadas para que ninguna esté vacía, allí aparece una persona que da una larga charla motivacional sin explicar nunca en qué consiste el trabajo, la oración clave siempre es “trabajamos para una empresa líder en su sector”.

Al terminar el “curso” quedará develado que no hay nada que aprobar, luego de no explicar el tipo de trabajo que ha de realizarse, informan a la audiencia que, si se tiene intereses en continuar, pues se deben pagar a la salida 15€ para matriculase en un curso que dictarán al día siguiente, y luego del cual se verá quién es aceptado. En este punto, han de insistir en que dicho curso es una oportunidad irrepetible, porque vendrá uno de los “más exitosos” representantes de la compañía. Por supuesto, nunca señalan de que compañía se trata.

Como puede verse son muchas las formas en las que el capital muestra la perversidad con la que opera en su movimiento y en sus formas de acumulación. Lo trágico de esta realidad es cómo queda oculta, a pesar de estar a la vista de todo mundo.

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