En Tiempos de Aletheia

DE AQUELLOS LIBROS Y FOROS, ESTOS LODOS

Estos tiempos que corren, en donde el feminismo ha afianzado su lugar en nuestra sociedad, nos traen múltiples situaciones susceptibles de ser analizadas desde una perspectiva crítica. Cuanto más está en el centro del debate, cuantas más personas lo apoyan, más detractores aparecen. Esos individuos que odian a las feministas, “feminazis” las llaman, siempre han estado ahí. Protegidos tras las pantallas de sus ordenadores considerando si se follan o no a una mujer (en foros como Forocoches) y dándose la licencia ya no solo de tratarla como un objeto sexual, sino convirtiéndola en la diana de sus fantasías vejatorias y deseos criminales. Para más información, os remito a los debates de “osfo” de Forocoches. Escondidos en nuestros lugares de trabajo, familias e instituciones; declarando en voz baja o pensando para sus adentros ese pensamiento recurrente de “las tías son unas zorras”.

Las mujeres son unas zorras, sí, porque no aguantan los chistes machistas, porque tienen libertad sexual, porque se separan y se divorcian, porque piensan y tienen espíritu crítico. Porque molestan. Y porque, a pesar de todo, “están buenas y nos las queremos follar”.

En definitiva, las mujeres son unas zorras porque tienen un cuerpo, una mente y una voz. Estos viles personajes dirán que odian a las feminazis, a las perroflautas o a las progres, pero la verdad es que odian a todas las mujeres solo por el hecho de serlo, y si además molestan, tienen la excusa perfecta para ensañarse.

Lo que no tenemos que perder de vista es que su representación en las instituciones públicas es hoy más explícita que antes. Sus líderes aparecen con frecuencia en los medios azuzando visceralmente con sus discursos que repiten como mantras a esta masa que se ha encontrado, se ha unido y se está organizando. Están enfadados porque ya no pueden dedicarse a ver fotos de mujeres sentados en el sofá de su casa y escribiendo que se las follarían antes de descuartizarlas y tirarlas a una cuneta sin ningún tipo de consecuencia. No. Ahora que el feminismo ha salido a la calle otra vez, que grita con fuerza, que es tema de debate en boca de periodistas, políticos y tertulianos en redes sociales y en medios tradicionales, que puede hacer que las leyes cambien; ahora se levantan del sofá. No pueden permitirlo. Salen a la calle también con una pancarta para apoyar a los ex-jugadores del Arandina o apoyar a la manada de San Fermín, piden en Amazon el Manual para defenderte de feminazis de Cristina Seguí y aplauden el mantra de sus líderes “la violencia de género no existe”.

No debemos olvidar que la lucha feminista es un movimiento de tensión, hay dos manos al final de cada extremo de la cuerda. El feminismo avanza, evoluciona, conquista nuevos territorios, pero tengamos cuidado, el machismo también. Permanezcamos alerta.

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