La mayoría de las revoluciones que tuvieron lugar en el mundo se avanzaron en su verdadera realidad sobre bases espontáneas, como la Revolución Francesa, cuya fuente fueron el hambre y la injusticia. Algunas están organizadas, como la Revolución de Egipto, después de que el pueblo sintió que estaba rodeado por restricciones muy lejos de la humanidad o de la libertad. Pero hasta las revoluciones espontáneas tomaron rápidamente pasos correctos en la dirección “recta” y se convirtieron en una organización dirigida por intelectuales que trazaron su camino en asociación con otros.
La civilización o la elevación de la moralidad del país se limita a ciertas clases de la sociedad: “el pastor”, y el pueblo que depende de la gestión de sus asuntos sociales, de vida y culturales, cuyo papel es muy importante en las sociedades pobres o que casi no tienen régimen. El “pastor” generalmente se cuenta entre la clase de intelectuales, reformadores sociales o pensadores.
Debido a que (la sensibilidad) es el carácter de los intelectuales, algunos tratan de escapar cuando se sienten acompañados por la “alienación del alma”. En vano continúan buscándose a sí mismos, emigraron bajo otros pretextos, pero la verdadera razón es que no pudieron convenirse con su comunidad y decidieron desertar.
Y desde su soledad, que puede estar en otros países y lugares distantes, el “pastor” desempeña su papel y comienza a desarrollar un nuevo diccionario para su vida y su sociedad a través de la plena conciencia del estado de la sociedad aquella que a él no lo abandonó.
Traductor, poeta y escritor.