¿Alguna vez esperábamos encontrarnos con una voz o escucharla, o ver la imagen de una persona que no conocíamos, completamente desconocida para nosotros y nuestra sociedad, lejana, más allá de océanos y desastres? ¿Quién hubiera creído que una pantalla, por pequeña que fuera, nos transmitiría un sentimiento que tan desesperadamente necesitamos y nos brinda alguien que no conocemos? Alguien que de repente se convierte en el más cercano…
No he podido dormir en dos días pensando en mi nuevo conocido, para quien, parte de mí trata de ser su esclavo a través de una nueva etiqueta y la nueva persona que ahora soy, gracias a él.
Vivo parte de mi tiempo en un mundo imaginario del cual solo conozco los nombres y las imágenes que veo en el televisor. Ahora escribo y soy ilusorio en algunos capítulos y en la estructura de mi mente y de mi cuerpo.
En nuestra escena diaria, el hombre está dividido en una máquina humana que se establece a través del trabajo y en un hombre que busca, por otro lado, una salida para escapar a un mundo mejor.
¿Somos una ilusión? Sí, soy ilusorio y tengo muchos amigos imaginarios por todo el mundo, y en mi mente empezamos a dar la vuelta al mundo juntos por ciudades extrañas. Nos reímos un día y nos perdemos en otros si sufrimos dolores. Nos incendiamos juntos.
Sí, existe lo dulce, lo terriblemente dulce… nuestro mundo imaginario. Y conseguimos alejarnos del momento del trabajo duro y regresar a nosotros mismos, una perseverancia nuestra también profesional para continuar en el universo con su aire puro y su verdadero esplendor de colores sin manchar.
Traductor, poeta y escritor.