En Tiempos de Aletheia

La religión del Yo

Yo mismo, sin ir más lejos, soy una religión, soy ángel y demonio, cielo e infierno, santo y pecador, mi cuerpo mi templo (románico en ruinas, desde luego). Cargo con mi cruz (como todos), subiendo mi calvario (como todos), me crucifico en mis problemas y miserias (no sé si como todos). A la menor ocasión me subo al púlpito y esparzo mis sermones sin el menor pudor (como todos y todas). Mi vida es maravillosa, mi vida es pavorosa (no sé si como todas, pero me lo imagino). Ocho mil millones de religiones del Yo en el mundo y todos creyéndonos que nuestro Yo es el verdadero. Si repartimos cielo , infierno, vicio y virtud, y no digamos la verdad entre todos, tocamos a muy poquito cada uno, por favor, dejemos de creer que somos una gran cosa, la insignificante religión del yo.

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